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lunes, 23 de marzo de 2015

Puntas. ¿Cuándo es el mejor momento para empezar?


En la vida de toda bailarina hay un momento muy importante que marca un antes y un después en la carrera de las pequeñas. Las primeras zapatillas de punta.


Dependiendo de la técnica con la que se está formando la pequeña bailarina la edad para empezar a practicar con las zapatillas de punta varía un poco. La técnica inglesa empieza a trabajar las puntas a los 12 años, la técnica Vaganova en cambio, y la que utilizamos nosotros, empezamos a trabajar a los 10 años. Ahora bien, puede haber excepciones.


El criterio para decidir si una niña está preparada o no para empezar a practicar la técnica de las zapatillas de punta se basa en el nivel, la técnica y las condiciones físicas de las pequeñas.


Una bailarina con un pie con mucho empeine y fuerza, que aprenda muy rápido y sea ágil, podrá iniciar el trabajo de puntas antes de la edad preestablecida. En cambio, una bailarina con los pies planos o que ha empezado a practicar el ballet de mayor, tardará un poquito más en iniciarse en la técnica.



Ninguno de estos casos es mejor o peor que otro. Lo mejor es empezar a trabajar las zapatillas de punta justo en el momento en el que la alumna este preparada, independientemente de la edad de la pequeña. 


miércoles, 4 de marzo de 2015

Concursos II. Diario de una pequeña bailarina

Entre bastidores veo como la bailarina que está en el escenario hace una doble piroutte perfecta. ¡Madre mía! Yo solo sé hacer una… Miro hacia arriba y veo la mirada de mi profesora, me sonríe, me abraza y me da un besito en la frente. De repente se me pasan todos los nervios. Pero oigo como avisan número 22 María Martínez… y una nueva bailarina sale al escenario. ¡22! ¡Soy el número 23! 

Mi profesora me hace una señal y empiezo a quitarme los calentadores y la chaqueta del uniforme. Me revisa bien la corona, qué este bien sujeta, me pinta los labios de nuevo y me echa un poquito de purpurina mágica para que me de suerte.

23 Lili Martínez. Estoy lista y salto al escenario. Miro hacia al público y veo cinco lamparitas con cinco personas detrás. ¡Son los jueces!

Entonces empieza a sonar la música. Llegó el momento que he estado esperando durante meses. Developpé, bourre, devleoppé bourre…. La música de la variación del Pájaro azul me inunda y me dejo llevar. ¡Me siento como una bailarina profesional! Acabo mi variación y saludo. Los jueces están anotando en sus libretas. Voy corriendo hacia los bastidores y veo a mis compañeras y mi profesora aplaudiendo en silencio y dando saltos de alegría. Nos damos un abrazo enorme y volvemos al camerino.

Todas hablamos a la vez, ¡estamos hiperactivas! Aunque ya hemos bailado las cinco ahora tenemos que esperar hasta la entrega de premios. Nos ponemos nuestro uniforme y salimos a comer. Aunque estamos muy nerviosas, devoramos la comida para poder volver al teatro. Nuestra profesora nos tranquiliza, ¡aún faltan dos horas para la entrega de premios!

Aunque tenemos tiempo, volvemos al teatro en menos de media hora, enseñamos nuestras acreditaciones y estamos otra media hora retocándonos el maquillaje mientras nuestra profesora nos hace fotos. Estoy muy, muy, muy nerviosa. ¡Cada vez falta menos!

Entonces llega una chica y nos dice que podemos subir al escenario. Se abre el telón y por primera vez en todo el día el público puede aplaudir. El público, los focos, la música, los aplausos… Y mis compañeras y yo cogidas de la mano. Vemos a nuestra profesora entre los bastidores con lágrimas de alegría en los ojos. Está muy orgullosa de nosotras. Entonces sabemos que no importa conseguir o no uno de los premios, haber llegado hasta allí es nuestro premio.


Imagen: Itsuko Kawaguchi

lunes, 2 de marzo de 2015

Concursos de ballet I

Hace justo un año nos encontrábamos preparándonos para participar en el concurso Nacional de Danza Anaprode. Esta entrada estará dividida en dos partes, una primera en la que os hablaremos desde el punto de vista docente y pedagógico, y otra en la que os explicaremos en primera persona la vivencia de las pequeñas bailarinas.

Lo más importante a la hora de participar en el concurso es la actitud de la profesora frente a este, ya que su actitud será la que tendrán sus alumnas.


Un concurso es una oportunidad muy grande para las pequeñas bailarinas, tienen la oportunidad de vivir una gran experiencia, bailar en un escenario nuevo, ver bailar a otras bailarinas, entrar en contacto con otras escuelas, pasar un día entero en el teatro…

Es muy importante presentarse al concurso con una actitud positiva y con ilusión para vivir una nueva experiencia, no con una actitud competitiva que solo tenga como visión final el trofeo del primer premio.

Es muy importante remarcar que la experiencia del concurso no es algo que empieza y acaba el día que concursamos, sino que se inicia el día de la inscripción al mismo.



Desde este día empiezan los sueños e ilusiones. Todos los ensayos fuera de horas, las pruebas de vestuario, los nervios, la cuenta atrás, la memorización de nuestros números de audición… Todo esto culmina en el escenario después de pasar horas en el camerino retocando el maquillaje y el moño y calentando con los tutús puestos.


Participar en un concurso de ballet hace que la amistad entre las pequeñas bailarinas crezca y surja un sentimiento de fraternidad e ilusión que hace que la pequeña escuela de ballet sea una gran familia.