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miércoles, 4 de marzo de 2015

Concursos II. Diario de una pequeña bailarina

Entre bastidores veo como la bailarina que está en el escenario hace una doble piroutte perfecta. ¡Madre mía! Yo solo sé hacer una… Miro hacia arriba y veo la mirada de mi profesora, me sonríe, me abraza y me da un besito en la frente. De repente se me pasan todos los nervios. Pero oigo como avisan número 22 María Martínez… y una nueva bailarina sale al escenario. ¡22! ¡Soy el número 23! 

Mi profesora me hace una señal y empiezo a quitarme los calentadores y la chaqueta del uniforme. Me revisa bien la corona, qué este bien sujeta, me pinta los labios de nuevo y me echa un poquito de purpurina mágica para que me de suerte.

23 Lili Martínez. Estoy lista y salto al escenario. Miro hacia al público y veo cinco lamparitas con cinco personas detrás. ¡Son los jueces!

Entonces empieza a sonar la música. Llegó el momento que he estado esperando durante meses. Developpé, bourre, devleoppé bourre…. La música de la variación del Pájaro azul me inunda y me dejo llevar. ¡Me siento como una bailarina profesional! Acabo mi variación y saludo. Los jueces están anotando en sus libretas. Voy corriendo hacia los bastidores y veo a mis compañeras y mi profesora aplaudiendo en silencio y dando saltos de alegría. Nos damos un abrazo enorme y volvemos al camerino.

Todas hablamos a la vez, ¡estamos hiperactivas! Aunque ya hemos bailado las cinco ahora tenemos que esperar hasta la entrega de premios. Nos ponemos nuestro uniforme y salimos a comer. Aunque estamos muy nerviosas, devoramos la comida para poder volver al teatro. Nuestra profesora nos tranquiliza, ¡aún faltan dos horas para la entrega de premios!

Aunque tenemos tiempo, volvemos al teatro en menos de media hora, enseñamos nuestras acreditaciones y estamos otra media hora retocándonos el maquillaje mientras nuestra profesora nos hace fotos. Estoy muy, muy, muy nerviosa. ¡Cada vez falta menos!

Entonces llega una chica y nos dice que podemos subir al escenario. Se abre el telón y por primera vez en todo el día el público puede aplaudir. El público, los focos, la música, los aplausos… Y mis compañeras y yo cogidas de la mano. Vemos a nuestra profesora entre los bastidores con lágrimas de alegría en los ojos. Está muy orgullosa de nosotras. Entonces sabemos que no importa conseguir o no uno de los premios, haber llegado hasta allí es nuestro premio.


Imagen: Itsuko Kawaguchi

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